En las tranquilas horas posteriores a la Navidad, cuando en nuestros corazones aún resuenan los ecos de la paz y la buena voluntad, Ucrania vivió uno de sus momentos más oscuros desde el inicio del conflicto en febrero de 2022. El 29 de diciembre de 2023, Rusia lanzó un ataque aéreo masivo contra Ucrania, que, según las autoridades locales, ha sido el más importante desde que comenzó la guerra.
En medio de todo este sufrimiento, cobra especial relevancia el llamamiento a la paz en Ucrania que hizo el papa Francisco el día de Navidad. Dijo: «Contemplando al Niño Jesús, imploro la paz para Ucrania. Renovemos nuestra cercanía espiritual y humana con su pueblo asediado, para que, con el apoyo de cada uno de nosotros, puedan sentir la realidad concreta del amor de Dios». Sus palabras se hacen eco de los sentimientos de millones de personas en todo el mundo que anhelan el fin de la violencia en Ucrania y más allá, incluida Tierra Santa.
La magnitud de este ataque no tiene precedentes. Las autoridades ucranianas han informado de que el bombardeo incluyó la asombrosa cifra de 158 medios de ataque, incluidos misiles y drones, lo que lo convierte en el mayor desde los primeros días del conflicto. Ciudades de todo el país, desde Kiev hasta Lviv, Odessa y Dnipro, sufrieron el impacto de este implacable ataque, que causó importantes víctimas y la destrucción de infraestructuras civiles.
En Kiev, Leópolis, Odesa, Dnipro y otras ciudades de Ucrania, los misiles devastaron maternidades, centros educativos, zonas residenciales y otros objetivos civiles, dejando a su paso una estela de destrucción. Los sistemas de defensa aérea, aunque interceptaron de forma notable muchos de estos ataques, se vieron desbordados por el volumen de la ofensiva. Las secuelas de este ataque pintan un panorama desolador: decenas de vidas inocentes perdidas, numerosos heridos e infraestructuras esenciales debilitadas. Cuando el humo se disipó, la resistencia del espíritu ucraniano se mantuvo firme entre los escombros, testimonio de su inquebrantable valentía y fortaleza. En estos tiempos difíciles, el papel de las Obras Misionales Pontificias y de sus colaboradores se vuelve más crucial que nunca. Estamos llamados a responder a este grito de ayuda, a tender nuestra mano en solidaridad y apoyo a nuestros hermanos y hermanas ucranianos.
El Fondo de Solidaridad con Ucrania de Missio.org es un faro de esperanza en estos momentos de necesidad, ya que canaliza sus donaciones directamente para proporcionar socorro y ayuda a los afectados por el conflicto. Al entrar en un nuevo año, no olvidemos a aquellos que luchan por ver amanecer la paz en sus tierras. Nuestras contribuciones, oraciones y apoyo pueden marcar la diferencia para llevar sanación y esperanza a quienes sufren los estragos de la guerra. Les instamos a visitar el Fondo de Solidaridad con Ucrania de Missio.org para hacer su contribución en apoyo de la Iglesia en Ucrania. Su generosidad es más que una donación; es un salvavidas para quienes se aferran a la esperanza en medio de la desesperación. Juntos, mostremos nuestra solidaridad con Ucrania, reafirmando nuestro compromiso con la paz, la humanidad y la hermandad que nos une a todos.
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