Desde aldeas remotas en África hasta zonas de conflicto en Asia o islas aisladas en Oceanía, tu ofrenda de Misa sostiene a la Iglesia misionera. Es una verdadera fuente de vida para sacerdotes que, en muchos casos, no cuentan con ingresos estables. Gracias a tu apoyo, estos hombres dedicados pueden continuar con su labor pastoral, colaborar en la formación de seminaristas y cubrir sus propias necesidades básicas: alimentación, vivienda, vestimenta y transporte.

Muchos de estos sacerdotes celebran Misas en condiciones difíciles y con riesgos personales reales, en contextos de persecución y gran incertidumbre. Recibir una intención de Misa de alguien al otro lado del mundo es para ellos una fuente de consuelo espiritual y un signo de la unidad de la Iglesia universal.
Puedes solicitar Misas individuales, Triduos (tres días consecutivos) o Misas Gregorianas (treinta días consecutivos por el alma de un difunto). La celebración puede ser compartida por varios sacerdotes, según las circunstancias pastorales.

Las Ofrendas de Misa son enviadas por las Obras Misionales Pontificias de EE.UU. a sacerdotes en países de misión. No es posible asignar una fecha o hora específica, pero las Misas se celebran lo antes posible tras recibir la ofrenda.