Historias

La luz del Evangelio brilla intensamente en los rincones más oscuros de Camerún

29 jul, 09:20 p. m.
Soy el padre Gervais Levis Kamwa Kouam, CM, sacerdote misionero de la Congregación de la Misión, conocidos como Padres y Hermanos Vicentinos, reconocida en los Estados Unidos. Pertenezco a la Viceprovincia de Camerún, que también sirve a la República del Chad y Guinea Ecuatorial, donde tenemos misiones.

Soy el padre Gervais Levis Kamwa Kouam, CM, sacerdote misionero de la Congregación de la Misión, conocidos como Padres y Hermanos Vicentinos, reconocida en los Estados Unidos. Pertenezco a la Viceprovincia de Camerún, que también sirve a la República del Chad y Guinea Ecuatorial, donde tenemos misiones.

Antes de compartir mi experiencia misionera —particularmente resaltando el impacto concreto que la Obra de la Propagación de la Fe tiene en nuestros esfuerzos de evangelización entre los más pobres de Camerún y cómo el apoyo de los católicos en Estados Unidos ayuda a mi Viceprovincia a llevar el mensaje del Evangelio— quisiera ofrecer una breve descripción de mi país y de la presencia de la Iglesia Católica en Camerún.

Camerún, situado en África Central a orillas del golfo de Guinea, ocupa un lugar muy especial en mi corazón. Esta nación diversa alberga a 240 grupos étnicos, clasificados en tres grandes categorías: bantúes, semibantúes y sudaneses. El idioma también nos divide: un 70% de la población habla francés y un 30% inglés. Además, muchos hablan español y alemán.

Sin embargo, Camerún enfrenta hoy numerosas crisis que amenazan su tejido social. La inseguridad alimentaria y militar se cierne sobre nosotros, especialmente debido a los conflictos internos en las regiones suroeste y noroeste, así como a la guerra contra el grupo islámico Boko Haram en el norte. La constitución camerunesa establece al país como un Estado laico, con garantías contra el hostigamiento religioso y asegurando la libertad de religión y culto.

Aunque el islam se practica junto con el cristianismo, este último es mayoritario: un 70% de la población se identifica como cristiana. De ellos, un 38.4% son católicos y un 26.3% pertenecen a denominaciones protestantes. Así, la Iglesia Católica tiene gran influencia y una presencia sólida en diversas comunidades. Con cinco provincias eclesiásticas y veintiún diócesis, la Iglesia Católica en Camerún desempeña un papel activo en la educación y la salud, gestionando escuelas, colegios, liceos, universidades, hospitales, clínicas y centros de salud. Estas instituciones católicas no escatiman esfuerzos en contribuir al bienestar de la población, dejando una huella imborrable.

Muchos de los actuales dirigentes del país —incluido el jefe de Estado— pasaron por seminarios menores dirigidos por sacerdotes diocesanos o misioneros religiosos. Aunque no siempre respondan a las expectativas depositadas en ellos, la Iglesia Católica ha influido de manera determinante en su formación.

Además, la Iglesia está profundamente implicada en obras sociales y caritativas, así como en la ejecución de proyectos de desarrollo comunitario. Y la labor de evangelización en Camerún no es solo fruto de la Iglesia local, sino también del compromiso y la presencia misionera de diversas congregaciones religiosas, cada una aportando carismas y espiritualidades que dan frutos visibles en el crecimiento de la fe y en el florecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas.

En Camerún existen más de cien congregaciones religiosas, siendo el 75% femeninas y el 25% masculinas. Los Padres Vicentinos están presentes desde 1980.

La historia de mi vocación dentro de la Congregación de la Misión es una combinación fascinante de misterio y don. No puedo precisar exactamente su origen, pero la percibo como un regalo divino. A lo largo de mi vida y de mi camino de fe, me encontré con personas clave en momentos decisivos, que despertaron en mí un profundo deseo de ser sacerdote, pasión que llevaba en el alma desde niño.

Atribuyo gran parte de este llamado a mi servicio como monaguillo en la iglesia. Sin embargo, la llamada específica a ser misionero vicentino, y no sacerdote diocesano, surgió de mi atracción hacia su modo de vida y de trabajo. Estos sacerdotes me impresionaron profundamente por su cercanía a los afligidos y pobres, por su incansable dedicación, por trabajar con sus propias manos y por el impacto positivo que tenían en la vida de los fieles de mi parroquia. Su espiritualidad resonó en lo más hondo de mi personalidad, siempre opuesta a la injusticia y al sufrimiento que veía a mi alrededor.

El impacto de la Obra de la Propagación de la Fe en el trabajo de evangelización de los Padres Vicentinos en Camerún es inmenso y profundo. El apoyo de la Propaganda Fide (hoy Dicasterio para la Evangelización), posible gracias a la generosidad de los católicos en Estados Unidos, nos permite seguir anunciando incansablemente el Evangelio entre los más pobres.

Este apoyo tiene efectos muy concretos: gracias a la generosidad de los católicos estadounidenses, la Viceprovincia de Camerún puede otorgar becas completas a niños de las familias más pobres, asegurando que su educación no se vea interrumpida por la falta de recursos. Asimismo, nos permite realizar misiones populares —campañas de evangelización intensiva— para llegar a cristianos de zonas remotas con poco acceso a acompañamiento espiritual y recursos pastorales.

Además, la ayuda de los cristianos en Estados Unidos a través de la Obra de San Pedro Apóstol es fundamental para la formación teológica de los seminaristas que se preparan para recibir las órdenes sagradas. Esta preparación es vital para formar sacerdotes que lleven la luz de la fe y sirvan con entrega y compasión a la Iglesia y al pueblo de Dios.

En esencia, la Viceprovincia de la Congregación de la Misión de Camerún está profundamente agradecida por el apoyo constante de los cristianos en Estados Unidos. Su generosidad desinteresada nos permite continuar nuestra misión entre los pobres, siguiendo las huellas de nuestro querido patrón, San Vicente de Paúl.

El impacto de sus aportes se siente de manera real: vidas transformadas, esperanza restaurada y la luz del Evangelio brillando en los rincones más oscuros de Camerún. Juntos, somos instrumentos del amor y la misericordia de Dios, llevando consuelo y salvación a quienes más lo necesitan.

Que Dios bendiga a cada uno de ustedes que, con su apoyo y oraciones, hacen posible nuestra misión. Su colaboración fortalece nuestra determinación, enciende nuestra pasión y alimenta nuestro compromiso de llevar la alegría del Evangelio a quienes más la necesitan.

Con profunda gratitud, seguimos sirviendo, guiados por el amor de Cristo y el apoyo inquebrantable de nuestros hermanos y hermanas en Estados Unidos.

Por el padre Gervais Levis Kamwa Kouam, CM

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