Historias

¿Qué es la Jornada Mundial de la Paz?

1 ene, 06:00 a. m.
Cada 1 de enero, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz, una invitación a la oración y al compromiso ante la guerra y la división. En su mensaje para 2026, el Papa León XIV llama a vivir una paz “desarmada y desarmante”, la paz de Cristo Resucitado, hecha visible mediante la humildad, la misericordia y la misión.

En 1967, el Papa San Pablo VI estableció el 1 de enero como la Jornada Mundial de la Paz. Se trata de una fecha histórica y significativa, en la que todos los cristianos están invitados a reflexionar y a trabajar por el progreso de la paz entre los pueblos.
Esta tradición ha sido continuada por sus sucesores: San Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI, el Papa Francisco y, ahora, el Papa León XIV.

El Papa León en 2025

El Papa León, siguiendo los pasos de sus predecesores, continuará esta tradición el 1 de enero. Desde su elección, el Pontífice se ha mostrado como un firme defensor de los derechos humanos, especialmente en lo que respecta a la paz.
El Sucesor de Pedro ha llevado en su mente y en su corazón la necesidad de la justicia desde el inicio de su ministerio. Desde su primer mensaje en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV ha llamado a la paz: “La paz sea con todos ustedes”.
Cada mes, el Papa propone una intención de oración acompañada de un video y, este diciembre, el Papa León XIV ha invitado a todos los cristianos a rezar por nuestros hermanos en Cristo que viven en zonas de conflicto.

El mensaje del Papa León para la Jornada Mundial de la Paz 2026

“La paz sea con todos ustedes. Hacia una paz desarmada y desarmante.”

El 8 de diciembre, la Santa Sede publicó el mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz. El tema central de este mensaje es: “La paz sea con todos ustedes. Hacia una paz desarmada y desarmante”.
En este documento, el Papa llama reiteradamente a derramar luz sobre la humanidad, una luz que disipa toda oscuridad, y muestra cómo Cristo Resucitado nos conduce hacia esta realidad. Estamos llamados a ser artesanos de la paz, capaces incluso de amar a nuestros enemigos, aquellos que promueven la misma violencia que rechazamos. Este es el verdadero sello del cristianismo.

La paz como misión: por qué la Jornada Mundial de la Paz importa para TPMS

La Jornada Mundial de la Paz no es solo un momento de reflexión; es un recordatorio de la responsabilidad misionera de la Iglesia de ser un signo vivo de paz en el mundo. Esta visión se encuentra en el corazón de la misión de las Obras Misionales Pontificias. El mensaje del Papa León XIV para la Jornada Mundial de la Paz 2026 subraya que la paz no es simplemente la ausencia de guerra, sino un don de Cristo Resucitado que transforma corazones, comunidades y naciones cuando es acogido y vivido auténticamente.

Dondequiera que se anuncia el Evangelio, la paz debe seguirle. A través de la oración, la caridad y la solidaridad con la Iglesia en los territorios de misión, las OMP apoyan a comunidades que a menudo viven en la encrucijada de la pobreza, el conflicto y el desplazamiento. En estos lugares, la paz no es teórica: es frágil, arduamente conquistada y profundamente ligada a la dignidad humana.

Al apoyar la labor misionera en todo el mundo, las OMP ayudan a garantizar que la Iglesia permanezca presente allí donde la paz es más urgentemente necesaria, dando testimonio de Cristo no con armas ni poder, sino con compasión, servicio y esperanza.
Esta comprensión misionera de la paz brota directamente de la misión misma de la Iglesia. Desde los Apóstoles hasta el Papa León XIV, el anuncio del Evangelio siempre ha llevado consigo la promesa de Cristo: “La paz les dejo, mi paz les doy”.

“Paz desarmada y desarmante”: el testimonio misionero en un mundo dividido

En su mensaje, el Papa León XIV invita a los fieles a buscar una “paz desarmada y desarmante”, una paz que rechaza la violencia y, en cambio, desarma los corazones mediante la humildad, la misericordia y el diálogo.
Esta forma de paz refleja el modo en que Cristo mismo entró en el mundo: vulnerable, indefenso y guiado por el amor, no por la fuerza.

Los misioneros encarnan este llamado cada día. Ya sea sirviendo en regiones devastadas por la guerra, en comunidades marginadas o en contextos marcados por tensiones religiosas, los misioneros suelen ser de los primeros en permanecer cuando las circunstancias se vuelven peligrosas e inciertas. Su sola presencia se convierte en un testimonio: la paz es posible porque Cristo está presente.

A través de sus cuatro obras —la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, la Obra de San Pedro Apóstol, la Infancia Misionera y la Unión Misional— las Obras Misionales Pontificias acompañan a estos testigos de la paz, asegurando que cuenten con el apoyo espiritual y material necesario para anunciar el Evangelio en contextos difíciles.

Un nuevo año, el mismo llamado: convertirnos juntos en artesanos de la paz

Al comenzar un nuevo año, la Jornada Mundial de la Paz nos recuerda que la paz no es un ideal lejano reservado para diplomáticos o líderes políticos; es una vocación cotidiana confiada a cada cristiano. El Papa León XIV subraya que la paz debe ser cultivada, protegida y elegida una y otra vez, incluso cuando el mundo parece resignado al conflicto y al miedo.

Las Obras Misionales Pontificias invitan a los fieles a responder a este llamado participando en la misión universal de la Iglesia. A través de la oración por los misioneros, el apoyo económico a las diócesis de misión y la formación basada en la solidaridad, los católicos de todo el mundo se convierten en colaboradores activos en la construcción de una paz arraigada en la fe y sostenida por el amor.

En esta Jornada Mundial de la Paz, renovemos nuestro compromiso de ser instrumentos de la paz de Cristo —desarmada, desarmante y duradera— para que el Evangelio siga brillando como luz allí donde la paz es más necesaria.

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