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Semana Santa: Cuidando al que Sufre

27 jul, 11:26 p. m.
Hoy entramos en la Semana Santa. En estos días, nuestros corazones y oraciones se entrelazan con los profundos misterios de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor. Este tiempo nos invita a contemplar la esencia del sacrificio, la renovación y la gracia infinita que fluye del triunfo de Cristo sobre la muerte.

Hoy entramos en la Semana Santa. En estos días, nuestros corazones y oraciones se entrelazan con los profundos misterios de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor. Este tiempo nos invita a contemplar la esencia del sacrificio, la renovación y la gracia infinita que fluye del triunfo de Cristo sobre la muerte.

En este espíritu de reflexión y gratitud, recordamos ejemplos vivos del amor de Cristo en acción, como el viaje transformador de personas como Dara, en Camboya. Dara llevaba una vida despreocupada, ayudando a su familia y jugando con amigos. Todo cambió en un instante fatal cuando una mina terrestre explotó en sus manos cuando tenía apenas 11 años. Perdió gran parte de la vista y una mano.

Otro ejemplo del amor de Cristo en acción es Chen, quien a los 16 años disfrutaba de los pequeños placeres de la vida, como jugar al fútbol con sus amigos. Asistía a la escuela y ayudaba a su familia trabajando en la granja.

Sin embargo, una de las seis millones de minas antipersona dejadas por un conflicto civil de tres décadas iniciado en los años 70 cambió su destino para siempre: al pisar una mina hace diez años, perdió ambas piernas, convirtiéndose en uno de los 40,000 amputados que viven en este pequeño país del sudeste asiático.

"Inmediatamente después del accidente, me fue difícil aceptar mi nueva realidad," dijo Chen. Durante los primeros meses de su recuperación, comenzó a verse como una carga para su familia, que ya enfrentaba dificultades económicas. Sin embargo, cuando la esperanza parecía perdida, conoció al obispo Enrique Figaredo, un misionero español que ha pasado más tiempo en Camboya que en su país natal.

El obispo Enrique, conocido localmente como el Obispo de las Sillas de Ruedas, dirige varios proyectos en el país, incluyendo el Centro Arrupe para jóvenes con discapacidades — ya sean amputados o nacidos con desafíos físicos. Su celo misionero es simple y profundo: transmitir el mensaje de Cristo a través de la caridad. "Acompañarles, que se nos vea como cercanos y cuidadosos, atrae," dijo. Y su enfoque ha dado frutos, atrayendo a muchos hacia la fe.

Gracias al apoyo de las Obras Misionales Pontificias y a la dedicación inquebrantable de misioneros como el obispo Enrique, el Centro Arrupe se erige como un faro de esperanza, ofreciendo nuevos comienzos a quienes han sido marginados por sus limitaciones físicas. La historia de Chen, desde la adversidad hasta el empoderamiento, culminando en su carrera en informática y su trabajo en el Centro Textil La Paloma, ejemplifica el espíritu de resurrección que conmemoramos en estos días santos.

Al meditar sobre el sufrimiento de Cristo y su victoria final durante este Triduo Pascual, también celebremos las historias de resurrección que florecen en las misiones del Papa. El trabajo de personas como el obispo Enrique lleva el mensaje de la pasión, muerte y resurrección del Señor a quienes más lo necesitan.

Cristo fue rechazado, traicionado, perseguido, torturado y asesinado. ¡Y, sin embargo, Él es Triunfante! Millones en las misiones del Papa viven en los márgenes de la sociedad, celebran misa en capillas de latón y padecen hambre tanto de alimento como de consuelo espiritual. Pero, gracias a ti, ellos también pueden proclamar que Él resucitará al tercer día, ascenderá al cielo y se sentará a la derecha del Padre.

Este Triduo Pascual, comprometámonos de nuevo a pasar tiempo con el Señor que nos espera en el jardín de Getsemaní. Recemos para permanecer fieles, como Juan y las Santas Mujeres que estuvieron al pie de la cruz. Al celebrar la Pascua, fijemos nuestra mirada en el Jesús Resucitado, el Cordero glorificado, que está siempre presente en el Tabernáculo.

Que este Triduo Pascual reavive en nosotros la alegría del Evangelio y la determinación de servir a los olvidados. Oremos por la gracia de encuentros personales con Jesús para todos, especialmente para quienes aún no lo conocen.

Permanezcamos unidos en oración y misión mientras nos preparamos para celebrar a Jesús Resucitado, nuestra esperanza y nuestra salvación.

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