La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol fue creada para apoyar la formación del clero local en los territorios de misión.
Desde el siglo XVI hasta el XIX, la Santa Sede subrayó en repetidas ocasiones la importancia de formar un clero autóctono. Aunque los misioneros comprendían que su labor estaría incompleta sin la preparación de sacerdotes locales, a menudo enfrentaban grandes dificultades, especialmente la falta de recursos para establecer seminarios y formar a los seminaristas. Ante esta situación, los misioneros recurrían con frecuencia a bienhechores en Europa, con la esperanza de encontrar apoyo para continuar su misión.
A finales del siglo XIX, Monseñor Jules-Alphonse Cousin, MEP, Vicario Apostólico del Sur de Japón y posteriormente Obispo de Nagasaki, mostró un profundo compromiso con la formación de un clero local. Sin embargo, debido a las limitaciones económicas, se vio obligado a rechazar a jóvenes que manifestaban con claridad una vocación al sacerdocio. En busca de una solución, se dirigió a Stéphanie y Jeanne Bigard, madre e hija en Francia, comprometidas con el apoyo a las misiones. Su respuesta y posterior compromiso dieron lugar a la fundación de la Obra de San Pedro Apóstol en 1889.
La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol promueve la conciencia en las comunidades cristianas sobre la urgente necesidad de formar un clero local y fomentar la vida consagrada en las Iglesias misioneras de reciente creación.
Anima y coordina la colaboración misionera en todas las Iglesias locales, promoviendo la oración, el sacrificio y el apoyo económico para sostener la formación de futuros sacerdotes, hermanos y hermanas religiosas en los territorios de misión, así como la preparación de sus formadores.
La Obra recauda y distribuye ayuda económica para sostener seminarios y noviciados, en colaboración con las comunidades cristianas locales y bajo la guía de sus obispos.
La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol ofrece:
Subsidios ordinarios para las necesidades cotidianas y la formación de seminaristas, novicios y religiosas.
Subsidios extraordinarios para la construcción de nuevos seminarios, la renovación de los existentes y el financiamiento de proyectos de autosostenibilidad.
Intenciones de misa en apoyo a los formadores de los seminarios.
Becas para la preparación de futuros formadores del clero.
En definitiva, como todas las Obras Misionales Pontificias, la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol existe para anunciar el Evangelio y hacer avanzar el Reino de Dios en los territorios de misión del mundo.
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